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1° Carta de Juan
Capítulo 
1 |
Miren qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamamos hijos de Dios y realmente lo somos. Por eso el mundo no nos reconoce, porque no lo reconoce a él.
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2 |
Queridos, ya somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando aparezca, seremos semejantes a él y lo veremos como él es.
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3 |
Todo el que tiene puesta en Jesucristo esta esperanza se purifica, así como él es puro.
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4 |
Quien comete pecado quebranta la ley: el pecado es la rebeldía a la ley.
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5 |
Y saben que él se manifestó para quitar los pecados y él no tuvo pecado.
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6 |
Quien permanece con él no peca; quien peca no lo ha visto ni conocido.
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7 |
Hijitos, que nadie los engañe: quien practica la justicia es justo como lo es él.
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8 |
Quien comete pecado procede del Diablo, porque el Diablo es pecador desde el principio; y el Hijo de Dios apareció para destruir las obras del Diablo.
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9 |
Nadie que sea hijo de Dios comete pecado, porque permanece en él la semilla de Dios; y no puede pecar, porque ha sido engendrado por Dios.
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10 |
Los hijos de Dios y los del Diablo se reconocen así: quien no practica la justicia ni ama a su hermano no procede de Dios.
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11 |
El mensaje que oyeron desde el principio es que nos amemos los unos a los otros.
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12 |
No como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. Y, ¿por qué lo asesinó? Porque sus acciones eran malas y las de su hermano buenas.
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13 |
No se extrañen, hermanos, si el mundo los odia.
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14 |
Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte.
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15 |
Quien odia a su hermano es homicida, y saben que ningún homicida posee la vida eterna.
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16 |
Hemos conocido lo que es el amor en aquel que dio la vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por los hermanos.
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17 |
Si uno vive en la abundancia y viendo a su hermano necesitado le cierra el corazón y no se compadece de él, ¿cómo puede conservar el amor de Dios?
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18 |
Hijitos, no amemos de palabra y con la boca, sino con obras y de verdad.
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19 |
Así conoceremos que procedemos de la verdad y tendremos ante él la conciencia tranquila,
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20 |
y aunque la conciencia nos acuse, Dios es más grande que nuestra conciencia y lo sabe todo.
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21 |
Queridos, si la conciencia no nos acusa, podemos confiar en Dios,
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22 |
y recibiremos de él lo que pidamos, porque cumplimos sus mandatos y hacemos lo que le agrada.
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23 |
Y éste es su mandato: que creamos en la persona de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como él nos mandó.
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24 |
Quien cumple sus mandatos permanece con Dios y Dios con él. Y sabemos que permanece con nosotros por el Espíritu que nos ha dado.
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