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2° Carta de Pedro
Capítulo 
1 |
Queridos hermanos, ésta es ya la segunda carta que les escribo; en las dos les refresco la memoria para despertar, con el recuerdo, sus mentes sinceras.
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2 |
Recuerden lo que anunciaron los santos profetas y el mandato del Señor y salvador transmitido por los apóstoles.
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3 |
Ante todo deben saber que al final de los tiempos vendrán hombres cínicos y burlones, entregados a sus apetitos,
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4 |
que dirán: ¿Qué ha sido de su venida prometida? Desde que murieron nuestros padres, todo sigue igual que desde el principio del mundo.
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5 |
Al afirmar esto, ellos no tienen en cuenta que desde antiguo existía un cielo y una tierra emergiendo del agua y consistente en medio del agua por la palabra de Dios.
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6 |
Y así el mundo de entonces pereció a causa del diluvio.
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7 |
El cielo y la tierra actuales por la misma palabra están conservados para el fuego, reservados para el día del juicio y condena de los hombres perversos.
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8 |
Que esto, queridos hermanos no les quede oculto: que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día.
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9 |
El Señor no se retrasa en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que se pierda nadie, sino que todos se arrepientan.
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10 |
El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con estruendo, los elementos serán destruidos en llamas, la tierra con sus obras quedará consumida.
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11 |
Y si todo se ha de destruir de ese modo, ¡con cuánta santidad y devoción deben vivir ustedes!,
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12 |
esperando y apresurando la venida del día de Dios, cuando el cielo se consumirá en el fuego y los elementos se derretirán abrasados.
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13 |
De acuerdo con su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habitará la justicia.
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14 |
Por tanto, queridos hermanos, mientras esperan estas cosas hagan todo lo posible para que Dios los encuentre en paz, sin mancha ni culpa.
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15 |
Piensen que la paciencia de Dios con ustedes es para su salvación; como les escribió nuestro querido hermano Pablo con la sabiduría que le fue concedida.
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16 |
En todas sus cartas trata estos temas, si bien en ellas hay cosas difíciles de entender, que los inexpertos y vacilantes deforman, como hacen con el resto de la Escritura, para su perdición.
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17 |
Por eso, queridos hermanos, estén prevenidos y precavidos para que no sean arrastrados por los engaños de hombres sin principios, y pierdan su firmeza.
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18 |
Crezcan, más bien, en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta la eternidad. Amén.
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