 Volver
Carta a los Hebreos
Capítulo 
1 |
Llego al punto central de mi exposición. Tenemos un sumo sacerdote que tomó asiento en el cielo a la derecha del trono de Dios.
|
2 |
Él es el ministro del santuario y de la verdadera morada, construida por el Señor y no por hombres.
|
3 |
Todo sumo sacerdote es nombrado para ofrecer dones y sacrificios; luego también éste necesitaba algo que ofrecer.
|
4 |
Si Jesús estuviera en la tierra, no sería sacerdote, ya que hay otros que ofrecen legalmente dones.
|
5 |
Pero el culto que ellos ofician es una figura y sombra de las realidades celestiales, como dice el oráculo que recibió Moisés para fabricar la tienda: Atención, haz todo según el modelo que te mostraron en el monte.
|
6 |
Ahora bien, él ha recibido un ministerio superior, ya que es mediador de una alianza mejor, fundada sobre promesas mejores.
|
7 |
Porque si la primera Alianza hubiera sido irreprochable, no habría lugar para la segunda.
|
8 |
Pero él pronuncia un reproche: Miren que llegan días –oráculo del Señor– en que haré una alianza nueva con la Casa de Israel y con la Casa de Judá;
|
9 |
no será como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto; ya que ellos no permanecieron fieles a mi alianza y yo me desentendí de ellos –dice el Señor–.
|
10 |
Así será la alianza que haré con la Casa de Israel en el futuro –oráculo del Señor–: Pondré mi ley en su conciencia, la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
|
11 |
No tendrá que instruir uno a su prójimo, otro a su hermano, diciendo: tienes que conocer al Señor; porque todos, grandes y pequeños me conocerán.
|
12 |
Porque yo perdonaré sus culpas y olvidaré sus pecados.
|
13 |
Al decir nueva, declara vieja la primera. Y lo que envejece y queda anticuado está a punto de desaparecer.
|
|
 Volver
|