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Carta a los Hebreos
Capítulo 
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Jesús, Sacerdote sufriente
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1 |
Todo sumo sacerdote es elegido entre los hombres y nombrado su representante ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
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2 |
Puede ser indulgente con ignorantes y extraviados, porque también él está sujeto a la debilidad humana,
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3 |
y a causa de ella tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, lo mismo que por los del pueblo.
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4 |
Y nadie puede tomar tal dignidad para sí mismo si no es llamado por Dios, como Aarón.
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5 |
Del mismo modo Cristo no se atribuyó el honor de ser sumo sacerdote, sino que lo recibió del que le dijo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy;
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6 |
y en otro pasaje: tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
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7 |
Durante su vida mortal dirigió peticiones y súplicas, con clamores y lágrimas, al que podía librarlo de la muerte, y por esa cautela fue escuchado.
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8 |
Y aunque era Hijo de Dios, aprendió sufriendo lo que es obedecer,
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9 |
así alcanzó la perfección y llegó a ser para cuantos le obedecen causa de salvación eterna,
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10 |
y Dios lo proclamó sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
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Una llamada a la madurez y a la perseverancia
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11 |
Sobre este tema tenemos mucho que decir, y es difícil explicarlo porque ustedes son lentos para entender.
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12 |
Después de tanto tiempo ustedes deberían ser maestros, en cambio hace falta que se les enseñe nuevamente las primeras nociones del mensaje de Dios; están necesitados de leche y no de alimento sólido.
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13 |
Quien vive de leche es una criatura y es incapaz de juzgar rectamente.
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14 |
El alimento sólido es para los maduros, que con la práctica y el entrenamiento de los sentidos, saben distinguir el bien del mal.
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