 Volver 2° Carta a los Corintios
Capítulo 
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La colecta para Jerusalén
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| 1 |
Quiero informarles, hermanos, de la gracia que Dios concedió a las Iglesias de Macedonia.
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En medio de una prueba grave desbordaban de alegría; en su extrema pobreza derrocharon generosidad.
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Hicieron todo lo que podían, lo atestiguo, incluso más de lo que podían.
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Espontáneamente y con insistencia nos pedían el favor de participar en este servicio a los consagrados.
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Superando mis esperanzas, ofrecieron sus personas primero a Dios y después a nosotros, según la voluntad de Dios.
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Así que hemos pedido a Tito que, ya que comenzó, termine entre ustedes esta generosa tarea.
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Y como tienen abundancia de todo, de fe, elocuencia, conocimiento, fervor para todo, afecto a nosotros, tengan también abundancia de esta generosidad.
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No lo digo como una orden, sino que, viendo el entusiasmo de otros, quiero comprobar si el amor de ustedes es genuino.
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El ejemplo de Cristo pobre
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Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza.
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Les doy mi opinión en este asunto: ya que el año pasado tomaron la iniciativa del proyecto y de su ejecución,
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ahora les conviene llevarlo a término. Así al entusiasmo por proyectarlo responderá el realizarlo, según sus posibilidades.
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Porque donde hay entusiasmo, se acepta lo que sea, no se pide imposibles.
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No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia sino de lograr la igualdad.
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Que la abundancia de ustedes remedie por ahora la escasez de ellos, de modo que un día la abundancia de ellos remedie la escasez de ustedes. Así habrá igualdad.
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Como está escrito:
A quien recogía mucho no le sobraba, a quien recogía poco no le faltaba.
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Doy gracias a Dios, que inspiró a Tito la misma solicitud que yo tengo por ustedes.
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Él, no solamente respondió a mi ruego, sino que de buena gana y con toda diligencia se puso en camino hacia ustedes.
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Enviamos con él al hermano que se ha hecho famoso en todas las Iglesias como predicador de la Buena Noticia.
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Más aún, ha sido designado por las Iglesias como nuestro compañero de viaje en esta colecta que administramos a gloria del Señor y con nuestro mejor deseo.
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Queremos evitar cualquier crítica a nuestra gestión de la abundante colecta que tenemos a nuestro cuidado.
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Por eso procuramos agradar no sólo a Dios, sino también a los hombres.
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Enviamos con ellos otro hermano cuya diligencia hemos comprobado en muchas ocasiones, y mucho más ahora, por su confianza en ustedes.
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Ya se trate de Tito, compañero y colaborador nuestro al servicio de ustedes, ya de nuestros hermanos, delegados de las Iglesias y gloria de Cristo,
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denles pruebas de su amor y demuestren ante ellos y ante las Iglesias el orgullo que siento por ustedes.
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