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2° Carta a los Corintios
Capítulo 
1 |
Sabemos que, si esta tienda de campaña, nuestra morada terrenal, es destruida, tenemos una vivienda eterna en el cielo, no construida por manos humanas, sino por Dios.
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2 |
Entre tanto suspiramos con el deseo de revestirnos de aquella morada celestial;
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3 |
porque una vez revestidos de ella, ya no estaremos desnudos.
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4 |
Mientras vivimos en esta tienda de campaña suspiramos afligidos, porque no querríamos desvestirnos, sino revestirnos, de modo que lo mortal fuera absorbido por la vida.
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5 |
Y quien nos preparó precisamente para ello es Dios, que nos dio como garantía el Espíritu.
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6 |
Por eso tenemos siempre confianza y sabemos que mientras el cuerpo sea nuestra patria, estaremos en el destierro, lejos del Señor.
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7 |
Porque ahora no podemos verlo, sino que vivimos sostenidos por la fe.
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8 |
Pero tenemos confianza, y preferiríamos salir de este cuerpo para residir junto al Señor.
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9 |
En cualquier caso, en la patria o desterrados, nuestro único deseo es serle agradables.
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10 |
Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el pago de lo que hicimos, el bien o el mal mientras estábamos en el cuerpo.
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11 |
Por eso, conscientes del respeto que le debemos al Señor, procuramos convencer a los hombres. Dios ya nos conoce plenamente y espero que también ustedes nos conozcan de la misma manera.
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12 |
Y no intentamos otra vez recomendarnos ante ustedes; deseamos más bien darles ocasión de estar orgullosos de nosotros frente a los que presumen de apariencias y no de lo que hay en el interior.
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13 |
Si perdemos la cordura, es por Dios, si nos controlamos, es por ustedes.
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14 |
Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos murieron.
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15 |
Y murió por todos para que los que viven no vivan para sí, sino para quien por ellos murió y resucitó.
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16 |
De modo que nosotros de ahora en adelante no consideramos a nadie con criterios humanos; y si un tiempo consideramos a Cristo con criterios humanos, ahora ya no lo hacemos.
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El mensaje de la reconciliación
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17 |
Si uno es cristiano, es una criatura nueva. Lo antiguo pasó, ha llegado lo nuevo.
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18 |
Y todo es obra de Dios, que nos reconcilió con él por medio de Cristo y nos encomendó el ministerio de la reconciliación.
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19 |
Es decir, Dios estaba, por medio de Cristo, reconciliando el mundo consigo, sin tener en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos el mensaje de la reconciliación.
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20 |
Somos embajadores de Cristo y es como si Dios hablase por nosotros. Por Cristo les suplicamos: Déjense reconciliar con Dios.
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21 |
A aquel que no conoció el pecado, Dios lo trató por nosotros como un pecador, para que nosotros, por su medio, fuéramos inocentes ante Dios.
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