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1° Carta a los Corintios
Capítulo 
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Resurrección de los muertos
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1 |
Ahora, hermanos, quiero recordarles la Buena Noticia que les anuncié: la que ustedes recibieron y en la que perseveran fielmente,
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2 |
por ella son salvados, siempre que conserven el mensaje tal como yo se lo prediqué; de lo contrario habrían aceptado la fe en vano.
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3 |
Ante todo, les he transmitido lo que yo mismo había recibido: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras,
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4 |
que fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras,
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5 |
que se apareció a Cefas y después a los Doce;
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6 |
luego se apareció a más de quinientos hermanos de una sola vez: la mayoría viven todavía, algunos murieron ya;
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7 |
después se apareció a Santiago y de nuevo a todos los apóstoles.
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8 |
Por último se me apareció a mí, que soy como un aborto.
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9 |
Porque yo soy el último entre los apóstoles y no merezco el título de apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios.
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10 |
Gracias a Dios soy lo que soy, y su gracia en mí no ha resultado estéril, ya que he trabajado más que todos ellos; no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
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11 |
Con todo, tanto yo como ellos, proclamamos lo mismo y esto es lo que ustedes han creído.
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También nosotros resucitamos
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12 |
Ahora bien, si se proclama que Cristo resucitó de la muerte, ¿cómo algunos de ustedes dicen que no hay resurrección de muertos?
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13 |
Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha resucitado;
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14 |
y si Cristo no ha resucitado, es vana nuestra proclamación, es vana nuestra fe.
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15 |
Y nosotros resultamos ser testigos falsos de Dios, porque testimoniamos contra Dios diciendo que resucitó a Cristo siendo así que no lo resucitó, ya que los muertos no resucitan.
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16 |
Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado.
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17 |
Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria, y sus pecados no han sido perdonados,
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y los que murieron como cristianos perecieron para siempre.
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19 |
Si hemos puesto nuestra esperanza en Cristo sólo para esta vida, somos los hombres más dignos de compasión.
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20 |
Ahora bien, Cristo ha resucitado de entre los muertos, y resucitó como primer fruto ofrecido a Dios, el primero de los que han muerto.
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21 |
Porque, si por un hombre vino la muerte, por un hombre viene la resurrección de los muertos.
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22 |
Como todos mueren por Adán, todos recobrarán la vida por Cristo.
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23 |
Cada uno en su turno: el primero es Cristo, después, cuando él vuelva, los cristianos;
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24 |
luego vendrá el fin, cuando entregue el reino a Dios Padre y termine con todo principiado, autoridad y poder.
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25 |
Porque él tiene que reinar hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies;
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26 |
el último enemigo que será destruido es la muerte,
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27 |
según dice la Escritura: Todo lo ha sometido bajo sus pies. Pero al decir que todo le está sometido, es evidente que se excluye a aquel que le somete todas las cosas.
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28 |
Cuando el universo le quede sometido, también el Hijo se someterá al que le sometió todo, y así Dios será todo para todos.
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29 |
Si no fuera así, ¿qué hacen los que se bautizan por los muertos? Si los muertos no resucitan, ¿por qué se bautizan por ellos?
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30 |
¿Por qué nosotros nos exponemos en todo instante al peligro?
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31 |
Cada día estoy en peligro de muerte. Lo juro, hermanos, por el orgullo que siento de ustedes ante Cristo Jesús Señor nuestro.
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32 |
Si por motivos humanos luché con las fieras en Éfeso, ¿de qué me sirvió? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.
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33 |
No se dejen engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres.
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34 |
Vuelvan a comportarse como es debido y dejen de pecar, porque algunos de ustedes todavía no saben nada de Dios –para vergüenza de ustedes lo digo–.
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¿Cómo resucitan los muertos?
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35 |
Pero preguntará alguno: ¿Cómo resucitan los muertos?, ¿con qué cuerpo salen?
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36 |
¡Necio! Lo que tú siembras no llega a tener vida si antes no muere.
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37 |
Lo que siembras no es la planta tal como va a brotar, sino un grano desnudo, de trigo o de lo que sea;
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38 |
y Dios le da el cuerpo que quiere, a cada simiente su cuerpo.
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39 |
No todos los cuerpos son iguales. Una es la carne del hombre, otra la de las reses, otra la de las aves, otra la de los peces.
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40 |
Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres. Uno es el resplandor de los celestes y otro el de los terrestres.
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41 |
Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, otro el de los astros; un astro se distingue de otro en resplandor.
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42 |
Así pasa con la resurrección de los muertos:
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43 |
se siembra corruptible, resucita incorruptible; se siembra miserable, resucita glorioso; se siembra débil, resucita poderoso;
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44 |
se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Si existe un cuerpo natural, existe también un cuerpo espiritual.
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45 |
Así está escrito: el primer hombre, Adán, se convirtió en un ser vivo; el último Adán se hizo un espíritu que da vida.
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46 |
No fue primero el espiritual, sino el natural, y después el espiritual.
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47 |
El primer hombre procede de la tierra y es terreno, el segundo hombre procede del cielo.
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48 |
El hombre terrenal es modelo de los hombres terrenales; como es el celeste modelo de los hombres celestes.
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49 |
Así como hemos llevado la imagen del hombre terrestre, llevaremos también la imagen del celeste.
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50 |
Hermanos, les digo que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredará lo que es incorruptible.
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51 |
Les voy a comunicar un secreto: no todos moriremos, pero todos seremos transformados.
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52 |
En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al último toque de trompeta que tocará, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.
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53 |
Esto corruptible tiene que revestirse de incorruptibilidad y lo mortal tiene que revestirse de inmortalidad.
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54 |
Cuando lo corruptible se revista de incorruptibilidad y lo mortal de inmortalidad, se cumplirá lo escrito: La muerte ha sido vencida definitivamente.
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55 |
¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
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56 |
El aguijón de la muerte es el pecado, el poder del pecado es la ley.
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57 |
Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
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58 |
En conclusión, queridos hermanos, permanezcan firmes, inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, convencidos de que sus esfuerzos por el Señor no serán inútiles.
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