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Juan




Capítulo

Jesús, luz y vida del mundo Incredulidad y rechazo hacia Jesús

1 Algún tiempo después recorría Jesús Galilea, y no quería recorrer Judea porque los judíos intentaban darle muerte.
2 Se acercaba la fiesta judía de las Chozas,
3 y sus hermanos le dijeron:
—Trasládate de aquí a Judea para que también tus discípulos vean las obras que realizas.
4 Porque cuando uno quiere hacerse conocer no actúa a escondidas. Ya que haces tales cosas, date a conocer al mundo
5 –efectivamente ni sus propios parientes creían en él–.
6 Jesús les dice:
—Aún no ha llegado mi hora, mientras que para ustedes cualquier tiempo es bueno.
7 El mundo no tiene por qué odiarlos a ustedes; a mí me odia porque le echo en cara que sus acciones son malas.
8 Suban ustedes a la fiesta, que yo no subo a esta fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.
9 Después de decir esto, se quedó en Galilea.
10 Cuando ya habían subido sus parientes a la fiesta, subió también él, no en público, sino a escondidas.
11 Durante la fiesta lo buscaban los judíos y preguntaban:
—¿Dónde está ése?
12 Entre la multitud se murmuraba mucho de él. Unos decían que era bueno; otros que no, que engañaba a la gente.
13 Pero nadie hablaba en público de él por miedo a los judíos.
14 A mediados de la semana de la fiesta subió Jesús al templo a enseñar.
15 Los judíos comentaban sorprendidos:
—¿Cómo tiene ése tal cultura si no tiene instrucción?
16 Jesús les contestó:
—Mi enseñanza no es mía, sino del que me envió.
17 Si uno está dispuesto a cumplir la voluntad de aquél, podrá distinguir si mi enseñanza procede de Dios o me la invento yo.
18 El que habla por cuenta propia busca su gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, ése dice la verdad y no procede con injusticia.
19 ¿No fue Moisés quien les dio la ley? Pero ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué entonces intentan matarme?
20 Respondió la gente:
—Estás endemoniado, ¿quién intenta matarte?
21 Jesús les contestó:
—Por una obra que realicé todos están maravillados.
22 Como Moisés les mandó practicar el rito de la circuncisión –no es que proceda de Moisés, sino de los patriarcas–, ustedes circuncidan al hombre aunque sea en sábado.
23 Ahora bien, si se circuncida a un hombre en sábado para no quebrantar la ley de Moisés, ¿por qué ustedes se enojan conmigo porque he sanado por completo a un hombre en sábado?
24 No juzguen según las apariencias, sino conforme a la justicia.

Jesús y el Mesías

25 Algunos de Jerusalén comentaban:
—¿No es éste el que intentaban matar?
26 Resulta que habla públicamente y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido realmente las autoridades que éste es el Mesías?
27 Sólo que de éste sabemos de dónde viene; cuando venga el Mesías nadie sabrá de dónde viene.
28 Entonces Jesús, que enseñaba en el templo, exclamó:
—A mí me conocen y saben de dónde vengo. Yo no vengo por mi cuenta, sino que me envió el que dice la verdad. Ustedes no lo conocen;
29 yo lo conozco porque vengo de él y él me envió.
30 Intentaron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque no había llegado su hora.
31 Muchos de la gente creyeron en él, y decían:
—Cuando venga el Mesías, ¿hará más señales que éste?

La verdadera libertad

32 Se enteraron los fariseos de los comentarios de la gente. Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para detenerlo.
33 Pero Jesús dijo:
—Poco tiempo estaré aún con ustedes; después volveré al que me envió.
34 Me buscarán y no me encontrarán, porque donde yo voy, ustedes no podrán ir.
35 Los judíos comentaban entre sí:
—¿Dónde piensa ir éste para que no lo encontremos? ¿Pensará ir a reunirse con los judíos dispersos entre los paganos, para ir a enseñarles?
36 ¿Qué significa esa frase: Me buscarán y no [me] encontrarán, porque donde yo voy, ustedes no podrán ir?

Jesús, fuente de vida

37 El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —Quien tenga sed venga a mí; y beba quien crea en mí.
38 Así dice la Escritura: De sus entrañas brotarán ríos de agua viva
39 –se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él. El Espíritu todavía no había sido dado, porque Jesús aún no había sido glorificado–.

Cisma dentro del pueblo

40 Algunos de la gente, al oír estas palabras, decían:
—Éste es realmente el profeta.
41 Otros decían:
—Éste es el Mesías.
Otros preguntaban:
—¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea?
42 ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de David?
43 La gente estaba dividida a causa de él.
44 Algunos intentaban arrestarlo, pero nadie se atrevió a hacerlo.

Actitud de los dirigentes

45 Cuando los guardias volvieron, los sumos sacerdotes y los fariseos les preguntaron:
—¿Por qué no lo han traído?
46 Ellos contestaron:
—Jamás hombre alguno habló como habla este hombre.
47 Replicaron los fariseos:
—¿También ustedes se han dejado engañar?
48 ¿Quién de los jefes o de los fariseos ha creído en él?
49 Sólo esa maldita gente, que no conoce la ley.
50 Nicodemo, uno de ellos, que había acudido a Jesús en otra ocasión, les dijo:
51 —¿Acaso nuestra ley condena a alguien sin haberlo escuchado antes para saber lo que hizo?
52 Le contestaron:
—¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas.
53 Y cada uno se marchó por su lado.



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