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Lucas
Capítulo 
1 |
Convocó a los Doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades.
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2 |
Y los envió a proclamar el reino de Dios y a sanar enfermos.
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3 |
Les dijo: —No lleven nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero, ni dos túnicas.
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4 |
En la casa en que entren permanezcan hasta que se vayan.
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5 |
Si no los reciben, al salir de la ciudad sacudan el polvo de los pies como prueba contra ellos.
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6 |
Cuando salieron, recorrieron los pueblos anunciando la Buena Noticia y sanando enfermos por todas partes.
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7 |
Herodes se enteró de todo lo sucedido y estaba desconcertado; porque unos decían que era Juan resucitado de entre los muertos,
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otros que era Elías aparecido, otros que había surgido un profeta de los antiguos.
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9 |
Herodes comentaba: —A Juan yo lo hice decapitar. ¿Quién será éste de quien oigo tales cosas? Y deseaba verlo.
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(Mt 14,13-22; Mc 6,30-45; cfr. Jn 6,1-15)
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10 |
Los apóstoles volvieron y le contaron todo lo que habían hecho. Él los tomó aparte y se retiró por su cuenta a una ciudad llamada Betsaida.
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11 |
Pero la multitud se enteró y le siguió. Él los recibió y les hablaba del reino de Dios y sanaba a los que lo necesitaban.
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12 |
Como caía la tarde, los Doce se acercaron a decirle: —Despide a la gente para que vayan a los pueblos y campos de los alrededores y busquen hospedaje y comida; porque aquí estamos en un lugar despoblado.
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13 |
Les contestó: —Denle ustedes de comer. Ellos contestaron: —No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros a comprar comida para toda esa gente.
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14 |
–Los varones eran unos cinco mil–. Él dijo a los discípulos: —Háganlos sentar en grupos de cincuenta.
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15 |
Así lo hicieron y se sentaron todos.
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16 |
Entonces tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la vista al cielo, los bendijo, los partió y se los fue dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente.
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17 |
Comieron todos y quedaron satisfechos, y recogieron los trozos sobrantes en doce canastas.
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(Mt 16,13-20; Mc 8,27-30; cfr. Jn 6,67-71)
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18 |
Estando él una vez orando a solas, se le acercaron los discípulos y él los interrogó: —¿Quién dice la multitud que soy yo?
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19 |
Contestaron: —Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha surgido un profeta de los antiguos.
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20 |
Les preguntó: —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Respondió Pedro: —Tú eres el Mesías de Dios.
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21 |
Él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.
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Primer anuncio de la pasión y resurrección
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(Mt 16,21-28; Mc 8,31—9,1)
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22 |
Y añadió: —El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, tiene que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
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Condiciones para ser discípulo
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(Mt 16,24-28; Mc 8,34–9,1)
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23 |
Y a todos les decía: —El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame.
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24 |
El que quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí la salvará.
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25 |
¿De que le vale al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se malogra él?
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26 |
Si uno se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con su gloria, la de su Padre y de los santos ángeles.
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27 |
Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no sufrirán la muerte antes de ver el reino de Dios.
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28 |
Ocho días después de estos discursos, tomó a Pedro, Juan y Santiago y subió a una montaña a orar.
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29 |
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y su ropa resplandecía de blancura.
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30 |
De pronto dos hombres hablaban con él: eran Moisés y Elías,
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que aparecieron gloriosos y comentaban la partida de Jesús que se iba a consumar en Jerusalén.
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32 |
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
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33 |
Cuando éstos se retiraron, dijo Pedro a Jesús: —Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a armar tres chozas: una para ti, una para Moisés y una para Elías –no sabía lo que decía–.
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34 |
Apenas lo dijo, vino una nube que les hizo sombra. Al entrar en la nube, se asustaron.
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35 |
Y se escuchó una voz que decía desde la nube: —Éste es mi Hijo elegido. Escúchenlo.
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36 |
Al escucharse la voz, se encontraba Jesús solo. Ellos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto.
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Sana a un niño epiléptico
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(Mt 17,14-18; Mc 9,14-27)
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37 |
El día siguiente, al bajar ellos de la montaña, les salió al encuentro un gran gentío.
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38 |
Un hombre del gentío gritó: —Maestro, te ruego que te fijes en mi hijo, que es único.
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39 |
Un espíritu lo agarra, de repente grita, lo retuerce, lo hace echar espuma por la boca y a duras penas se aparta dejándolo molido.
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40 |
He pedido a tus discípulos que lo expulsen y no han sido capaces.
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41 |
Jes ús contestó: —¡Qué generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo.
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42 |
El muchacho se estaba acercando cuando el demonio lo tiró al suelo y lo retorció. Jesús increpó al espíritu inmundo, sanó al muchacho y se lo entregó a su padre.
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Segundo anuncio de la pasión y resurrección
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43 |
Y todos se maravillaron de la grandeza de Dios. Como todos se admiraban de lo que hacía, dijo a sus discípulos:
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44 |
—Presten atención a estas palabras: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de hombres.
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45 |
Pero ellos no entendían este asunto; su sentido les resultaba encubierto; pero no se atrevían a hacerle preguntas respecto a esto.
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¿Quién es el más importante?
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Surgió una discusión entre ellos sobre quién era el más grande.
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47 |
Jesús, sabiendo lo que pensaban, acercó un niño, lo colocó junto a sí
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y les dijo: —Quien recibe a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y quien me recibe a mí recibe al que me envió. El más pequeño de todos ustedes, ése es el mayor.
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49 |
Juan le dijo: —Maestro, vimos a uno que expulsaba demonios en tu nombre y tratamos de impedírselo, porque no sigue con nosotros.
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50 |
Jesús respondió: —No se lo impidan. Quien no está contra ustedes está con ustedes. Camino de Jerusalén
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51 |
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de que se lo llevaran al cielo, emprendió decidido el viaje hacia Jerusalén,
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y envió por delante unos mensajeros. Ellos fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle alojamiento.
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53 |
Pero éstos no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.
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54 |
Al ver esto, Juan y Santiago, sus discípulos, dijeron: —Señor, ¿quieres que mandemos que caiga un rayo del cielo y acabe con ellos?
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55 |
Él se volvió y los reprendió.
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Y se fueron a otro pueblo.
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Exigencias del seguimiento
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57 |
Mientras iban de camino, uno le dijo: —Te seguiré adonde vayas.
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58 |
Jesús le contestó: —Las zorras tienen madrigueras, las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
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59 |
A otro le dijo: —Sígueme. Le contestó: —Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre.
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60 |
Le dijo: —Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el reino de Dios.
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61 |
Otro le dijo: —Te seguiré, Señor, pero primero déjame despedirme de mi familia.
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62 |
Jesús le dijo: —El que ha puesto la mano en el arado y mira atrás no es apto para el reino de Dios.
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