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Lucas
Capítulo 
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(Mt 27,1s; Mc 15,1; cfr. Jn 18,28-32)
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1 |
Después se levantó toda la asamblea y, lo condujeron ante Pilato.
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2 |
Y empezaron la acusación: —Hemos encontrado a éste incitando a la rebelión a nuestra nación, oponiéndose a que paguen tributo al césar y declarándose Mesías rey.
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(Mt 27,11-14; Mc 15,2-15; cfr. Jn 18,33-38)
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3 |
Pilato le preguntó: —¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús le respondió: —Tú lo dices.
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4 |
Pero Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud: —No encuentro culpa alguna en este hombre.
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5 |
Ellos insistían: Está alborotando a todo el pueblo enseñando por toda Judea; empezó en Galilea y ha llegado hasta aquí.
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6 |
Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo;
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7 |
y, al saber que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, que se encontraba por entonces en Jerusalén.
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8 |
Herodes se alegró mucho de ver a Jesús. Hacía tiempo que tenía ganas de verlo, por lo que oía de él, y esperaba verlo hacer algún milagro.
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9 |
Le hizo muchas preguntas, pero él no le respondió.
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10 |
Los sumos sacerdotes y los letrados estaban allí, insistiendo en sus acusaciones.
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11 |
Herodes con sus soldados lo trataron con desprecio y burlas, y echándole encima un manto espléndido, lo envió de vuelta a Pilato.
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12 |
Aquel día Herodes y Pilato que hasta entonces habían estado enemistados, establecieron buenas relaciones.
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13 |
Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, y
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14 |
les dijo: —Me han traído a éste acusándolo de agitar al pueblo. Miren, lo interrogué personalmente delante de ustedes y no encuentro en este hombre ninguna culpa de las que lo acusan.
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15 |
Tampoco Herodes lo encontró culpable ya que me lo ha mandado de vuelta, como ven no ha cometido nada que merezca la muerte.
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16 |
Le daré un castigo y lo dejaré libre.
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(Mt 27,15-26; Mc 15,6-15; cfr. Jn 18,39–19,1.4-16)
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17 |
Por la fiesta tenía que soltarles a un preso.
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18 |
Pero ellos se pusieron a gritar: —¡Que muera este hombre! Déjanos libre a Barrabás.
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19 |
Barrabás estaba preso por un homicidio cometido en un disturbio en la ciudad.
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20 |
Pilato, que quería dejar libre a Jesús, les dirigió de nuevo la palabra;
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pero ellos seguían gritando: —¡Crucifícalo, crucifícalo!
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22 |
Por tercera vez les habló: —Pero, ¿qué delito ha cometido este hombre? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Le impondré un castigo y lo dejaré libre.
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23 |
Pero ellos insistían a gritos pidiendo que lo crucificara; y el griterío se hacía cada vez más violento.
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24 |
Entonces Pilato decretó que se hiciera lo que el pueblo pedía.
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25 |
Dejó libre al que pedían, que estaba preso por motín y homicidio, y entregó a Jesús al capricho de ellos.
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Crucifixión y muerte de Jesús
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(Mt 27,32-56; Mc 15,21-41; cfr. Jn 19,17-30)
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26 |
Cuando lo conducían, agarraron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
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27 |
Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres llorando y lamentándose por él.
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28 |
Jesús se volvió y les dijo: —Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.
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29 |
Porque llegará un día en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, los vientres que no concibieron, los pechos que no amamantaron!
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30 |
Entonces se pondrán a decir a los montes: Caigan sobre nosotros; y a las colinas: Sepúltennos.
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31 |
Porque si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?
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32 |
Conducían con él a otros dos malhechores para ejecutarlos.
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33 |
Cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, los crucificaron a él y a los malhechores: uno a la derecha y otro a la izquierda.
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34 |
Jesús dijo: —Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Después se repartieron su ropa sorteándola entre ellos.
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35 |
El pueblo estaba mirando y los jefes se burlaban de él diciendo: —Ha salvado a otros, que se salve a sí mismo, si es el Mesías, el predilecto de Dios.
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36 |
También los soldados se burlaban de él. Se acercaban a ofrecerle vinagre
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37 |
y le decían: —Si eres el rey de los judíos, sálvate.
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38 |
Encima de él había una inscripción que decía: Éste es el rey de los judíos.
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39 |
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: —¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros.
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40 |
Pero el otro lo reprendió diciendo: —¿No tienes temor de Dios, tú, que sufres la misma pena?
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41 |
Lo nuestro es justo, recibimos la paga de nuestros delitos; pero él, en cambio, no ha cometido ningún crimen.
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42 |
Y añadió: —Jesús, cuando llegues a tu reino acuérdate de mí.
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43 |
Jesús le contestó: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
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44 |
Era mediodía; se ocultó el sol y todo el territorio quedó en tinieblas hasta media tarde.
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45 |
El velo del santuario se rasgó por el medio.
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46 |
Jesús gritó con voz fuerte: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Dicho esto, expiró.
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47 |
Al ver lo que sucedía, el centurión glorificó a Dios diciendo: —Realmente este hombre era inocente.
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48 |
Toda la multitud que se había congregado para el espectáculo, al ver lo sucedido, se volvía dándose golpes de pecho.
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49 |
Sus conocidos se mantenían a distancia, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea lo observaban todo.
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(Mt 27,57-61: Mc 15,42-47; cfr. Jn 19,38-42)
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50 |
Había un hombre llamado José, natural de Arimatea, ciudad de Judea. Pertenecía al Consejo, era justo y honrado
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y no había consentido en la decisión de los otros ni en su ejecución, y esperaba el reino de Dios.
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52 |
Acudió a Pilato y le pidió el cadáver de Jesús.
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53 |
Lo descolgó, lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca, en el que todavía no habían enterrado a nadie.
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54 |
Era el día de la preparación y estaba por comenzar el sábado.
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55 |
Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás para observar el sepulcro y cómo habían puesto el cadáver.
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56 |
Se volvieron, prepararon aromas y ungüentos, pero el sábado guardaron el descanso ordenado por la ley.
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