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Lucas
Capítulo 
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Complot para matar a Jesús
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(Mt 26,1-5; Mc 14,1s; cfr. Jn 11,47-57)
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1 |
Se acercaba la fiesta de los Ázimos, llamada Pascua.
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2 |
Los sumos sacerdotes y los letrados buscaban una forma de terminar con él, pero temían al pueblo.
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3 |
Satanás entró en Judas, por sobrenombre Iscariote, uno de los Doce;
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quien acudió a discutir con los sumos sacerdotes y los guardias un modo de entregarlo.
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5 |
Se alegraron y se comprometieron a darle dinero.
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6 |
Él aceptó y andaba buscando una ocasión para entregárselo, lejos de la gente.
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(Mt 26,17-19; Mc 14,12-16)
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7 |
Llegó el día de los Ázimos, cuando había que sacrificar la víctima pascual.
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8 |
Jesús envió a Pedro y a Juan encargándoles: —Vayan a preparar lo necesario para que celebremos la cena de Pascua.
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Le dijeron: —¿Dónde quieres que te la preparemos?
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Él les respondió: —Cuando entren en la ciudad, les saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre
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11 |
y digan al dueño de casa: el Maestro manda preguntarte, que dónde está la sala en la que comerá la cena de Pascua con sus discípulos.
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12 |
Él les mostrará un salón grande y amueblado en el piso superior; preparen allí lo necesario.
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13 |
Fueron, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
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(Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; cfr. Jn 6,51-59; 1 Cor 11,23-25)
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14 |
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles
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y les dijo: —Cuánto he deseado comer con ustedes esta Pascua antes de mi pasión.
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16 |
Les aseguro que no volveré a comerla hasta que alcance su cumplimiento en el reino de Dios.
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17 |
Y tomando la copa, dio gracias y dijo: —Tomen y compártanla entre ustedes.
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18 |
Les digo que en adelante no beberé del fruto de la vid hasta que no llegue el reino de Dios.
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19 |
Tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: —Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía.
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20 |
Igualmente tomó la copa después de cenar y dijo: —Ésta es la copa de la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes.
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(Mt 26,20-25; Mc 14,17-21; cfr. Jn 13,21-30)
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21 |
Pero, ¡cuidado!, que la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.
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22 |
El Hijo del Hombre sigue el camino que se le ha fijado; pero, ¡ay de aquél que lo entrega!
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23 |
Ellos comenzaron a preguntarse entre sí quién de ellos era el que iba a entregarlo.
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(Mt 20,24-28; Mc 10,41-45)
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24 |
Luego surgió una disputa sobre quién de ellos se consideraba el más importante.
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25 |
Jesús les dijo: —Los reyes de los paganos los tienen sometidos y los que imponen su autoridad se hacen llamar benefactores.
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26 |
Ustedes no sean así; al contrario, el más importante entre ustedes compórtese como si fuera el último y el que manda como el que sirve.
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27 |
¿Quién es mayor? ¿El que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es, acaso, el que está a la mesa? Pero yo estoy en medio de ustedes como quien sirve.
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28 |
Ustedes son los que han permanecido conmigo en las pruebas,
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29 |
por eso les encomiendo el reino como mi Padre me lo encomendó:
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para que coman y beban, a mi mesa, en mi reino, y se sienten en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
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Anuncia la negación de Pedro
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(Mt 26,31-35; Mc 14,27-31; cfr. Jn 13,36-38)
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31 |
—Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para sacudirlos como se hace con el trigo.
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32 |
Pero yo he rezado por ti para que no falle tu fe. Y tú, una vez convertido, fortalece a tus hermanos.
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33 |
Pedro le respondió: —Señor, yo estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte.
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34 |
Le respondió Jesús: —Te digo, Pedro, que hoy antes de que cante el gallo habrás negado tres veces que me conoces.
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35 |
Y les dijo: —Cuando los envié sin bolsa ni alforja ni sandalias, ¿les faltó algo? Contestaron: —Nada.
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36 |
Les dijo: —Pero ahora quien tenga bolsa lleve también alforja, quien no la tiene, venda el manto y compre una espada.
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37 |
Les digo que se ha de cumplir en mí lo escrito: fue tenido por malhechor. Todo lo que se refiere a mí toca a su fin.
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38 |
Le dijeron: —Señor, aquí hay dos espadas. Les contestó: —Basta ya.
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(Mt 26,36-46; Mc 14,32-42)
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39 |
Salió y se dirigió según costumbre al monte de los Olivos y le siguieron los discípulos.
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40 |
Al llegar al lugar, les dijo: —Oren para no caer en la tentación.
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41 |
Se apartó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, se arrodilló y oraba:
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—Padre, si quieres, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
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Se le apareció un ángel del cielo que le dio fuerzas.
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Y, en medio de la angustia, oraba más intensamente. Le corría el sudor como gotas de sangre cayendo al suelo.
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45 |
Se levantó de la oración, se acercó a sus discípulos y los encontró dormidos de tristeza;
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y les dijo: —¿Por qué están dormidos? Levántense y oren para no sucumbir en la tentación.
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(Mt 26,47-56; Mc 14,43-50; cfr. Jn 18,1-11)
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47 |
Todavía estaba hablando, cuando llegó un gentío. El llamado Judas, uno de los Doce, se les adelantó, se acercó a Jesús y le besó.
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48 |
Jesús le dijo: —Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
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49 |
Viendo lo que iba a pasar, los que estaban con él dijeron: —Señor, ¿usamos la espada?
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50 |
Uno de ellos dio un tajo al empleado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.
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51 |
Jesús le dijo: —Ya basta. Y tocándole la oreja, lo sanó.
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52 |
Después dijo Jesús a los sumos sacerdotes, guardias del templo y ancianos que habían venido a arrestarlo: —¿Como si se tratara de un asaltante, han salido armados de espadas y palos?
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53 |
Diariamente estaba con ustedes en el templo y no me detuvieron. Pero ésta es la hora de ustedes, ahora son las tinieblas las que dominan.
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(Mt 26,57s; Mc 14,53s; cfr. Jn 18,12-16)
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54 |
Lo arrestaron, lo condujeron y lo metieron en casa del sumo sacerdote. Pedro le seguía a distancia.
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55 |
Habían encendido fuego en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.
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(Mt 26,69s; Mc 14,66-68; cfr. Jn 18,17s)
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56 |
Una sirvienta lo vio sentado junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: —También éste estaba con él.
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57 |
Pedro lo negó diciendo: —No lo conozco, mujer.
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(Mt 26,71-75; Mc 14,69-72; cfr. Jn 18,25-27)
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58 |
Poco después otro lo vio y dijo: —También tú eres uno de ellos. Pedro respondió: —No lo soy, hombre.
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Como una hora más tarde otro insistía: —Realmente éste estaba con él, además, también es galileo.
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60 |
Pedro contestó: —No sé lo que dices, hombre. En ese momento, cuando aún estaba hablando, cantó el gallo.
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61 |
El Señor se volvió y miró a Pedro; éste recordó lo que le había dicho el Señor: Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces.
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62 |
Salió afuera y lloró amargamente.
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(Mt 26,67s; Mc 14,65; cfr. Jn 18,22s)
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63 |
Quienes habían arrestado a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban.
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64 |
Tapándole los ojos le decían: —Adivina quién te ha pegado.
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65 |
Y le decían otras muchas injurias.
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(Mt 26,63b-66; Mc 14,61b-64; cfr. Jn 18,19-21)
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66 |
Al hacerse de día se reunieron los ancianos del pueblo, los sumos sacerdotes y letrados, lo condujeron ante el Consejo
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67 |
y le dijeron: —Dinos si tú eres el Mesías. Les respondió: —Si se lo digo, no me creerán,
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y si pregunto, no me responderán.
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69 |
Pero en adelante el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha de la Majestad de Dios.
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70 |
Dijeron todos: —Entonces, ¿eres tú el Hijo de Dios? Contestó: —Tienen razón: Yo soy.
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71 |
Ellos dijeron: —¿Qué falta nos hacen los testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
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