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Lucas
Capítulo 
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Parábola del juez y la viuda
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1 |
Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola:
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2 |
—Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.
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3 |
Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi rival.
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4 |
Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
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5 |
como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome.
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6 |
El Señor añadió: —Fíjense en lo que dice el juez injusto;
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7 |
y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar?
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8 |
Les digo que inmediatamente les hará justicia. Sólo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la tierra?
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Parábola del fariseo y el recaudador de impuestos
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9 |
Por algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, les contó esta parábola:
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10 |
—Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, el otro recaudador de impuestos.
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11 |
El fariseo, de pie, oraba así en voz baja: —Oh Dios, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres, ladrones, injustos, adúlteros, o como ese recaudador de impuestos.
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12 |
Ayuno dos veces por semana y pago diezmos de cuanto poseo.
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13 |
El recaudador de impuestos, de pie y a distancia, ni siquiera alzaba los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: —Oh Dios, ten piedad de este pecador.
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14 |
Les digo que éste volvió a casa absuelto y el otro no. Porque quien se alaba será humillado y quien se humilla será alabado.
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(Mt 19,13-15; Mc 10,13-16)
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15 |
Le acercaron también unos niños para que los bendijera. Los discípulos al verlo les reprendían.
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16 |
Pero Jesús los llamó diciendo: —Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
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17 |
Les aseguro que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
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(Mt 19,16-30; Mc 10,17-31)
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18 |
Uno de los jefes le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
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19 |
Jesús le contestó: —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno fuera de Dios.
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20 |
Conoces los mandamientos: no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.
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21 |
Le contestó: —Todo esto lo he cumplido desde la adolescencia.
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22 |
Al oírlo, Jesús le dijo: —Una cosa te falta, vende cuanto tienes, repártelo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme.
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23 |
Al oírlo, se puso muy triste, porque era muy rico.
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24 |
Al verlo ponerse muy triste, Jesús dijo: —Difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas.
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25 |
Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.
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26 |
Los que lo oían dijeron: —Entonces, ¿quién podrá salvarse?
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27 |
Él contestó: —Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.
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28 |
Entonces Pedro dijo: —Mira, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido.
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29 |
Les contestó: —Les aseguro que nadie que haya dejado casa o mujer o hermanos o parientes o hijos por el reino de Dios
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30 |
dejará de recibir mucho más en esta vida y en la edad futura la vida eterna.
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Tercer anuncio de la pasión y resurrección
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(Mt 20,17-19; Mc 10,32-34)
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31 |
Llevándose aparte a los Doce, les dijo: —Miren, estamos subiendo a Jerusalén y se cumplirá en el Hijo del Hombre todo lo que escribieron los profetas:
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32 |
será entregado a los paganos: se burlarán de él, lo insultarán, lo escupirán,
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33 |
lo azotarán y lo matarán; y al tercer día resucitará.
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34 |
Ellos no entendieron nada, el asunto les resultaba oscuro y no comprendían lo que decía.
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(Mt 20,29-34; Mc 10,46-52)
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35 |
Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.
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36 |
Al oír que pasaba la gente, preguntó qué sucedía.
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37 |
Le dijeron que pasaba Jesús de Nazaret.
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38 |
Él gritó: —¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!
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39 |
Los que iban delante lo reprendían para que callase. Pero él gritaba más fuerte: —Hijo de David, ten piedad de mí.
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40 |
Jesús se detuvo y mandó que se lo acercasen. Cuando lo tuvo cerca, le preguntó:
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41 |
—¿Qué quieres que te haga? Contestó: —Señor, que recobre la vista.
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42 |
Jesús le dijo: —Recobra la vista, tu fe te ha salvado.
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43 |
Al instante recobró la vista y le seguía glorificando a Dios; y el pueblo, al verlo, alababa a Dios.
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