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Lucas
Capítulo 
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La oración: el Padrenuestro
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1 |
Una vez estaba en un lugar orando. Cuando terminó, uno de los discípulos le pidió: —Señor, enséñanos a orar como Juan enseñó a sus discípulos.
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2 |
Jesús les contestó: —Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino;
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3 |
el pan nuestro de cada día danos hoy;
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4 |
perdona nuestros pecados como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación.
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5 |
Y les añadió: —Supongamos que uno tiene un amigo que acude a él a media noche y le pide: Amigo, préstame tres panes,
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6 |
que ha llegado de viaje un amigo mío y no tengo qué ofrecerle.
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7 |
El otro desde dentro le responde: No me vengas con molestias; estamos acostados yo y mis niños; no puedo levantarme a dártelo.
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8 |
Les digo que, si no se levanta a dárselo por amistad, se levantará a darle cuanto necesita para que deje de molestarlo.
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9 |
Y yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá,
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10 |
porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abre.
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11 |
¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? O, si le pide pescado, ¿le dará en vez de pescado una culebra?
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12 |
O, si pide un huevo, ¿le dará un escorpión?
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13 |
Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!
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(Mt 12,22-30; Mc 3,20-27)
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14 |
Estaba echando un demonio que era mudo. Cuando salió el demonio, habló el mudo; y la multitud se admiró.
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15 |
Pero algunos dijeron: —Expulsa los demonios con el poder de Belcebú, jefe de los demonios.
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16 |
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo.
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17 |
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: —Un reino dividido internamente va a la ruina y se derrumba casa tras casa.
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18 |
Si Satanás está dividido internamente, ¿cómo se mantendrá su reino? Porque ustedes dicen que yo expulso los demonios con el poder de Belcebú.
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19 |
Si yo expulso los demonios con el poder de Belcebú, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso ellos los juzgarán.
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20 |
Pero si yo expulso los demonios con el dedo de Dios, es que ha llegado a ustedes el reino de Dios.
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21 |
Mientras un hombre fuerte y armado guarda su casa, todo lo que posee está seguro.
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22 |
Pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte sus bienes.
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23 |
El que no está conmigo está contra mí. El que no recoge conmigo desparrama.
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24 |
Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, recorre lugares áridos buscando descanso, y no lo encuentra. Entonces dice: Volveré a mi casa, de donde salí.
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25 |
Al volver, la encuentra barrida y arreglada.
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26 |
Entonces va, toma consigo otros siete espíritus peores que él, y se meten a habitar allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el comienzo.
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27 |
Cuando decía esto, una mujer de la multitud alzó la voz y dijo: —¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!
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28 |
Él replicó: —¡Dichosos, más bien, los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!
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29 |
La multitud se aglomeraba y él se puso a decirles: —Esta generación es malvada: reclama una señal, y no se le concederá más señal que la de Jonás.
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30 |
Como Jonás fue una señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación.
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31 |
El día del juicio la reina del sur se alzará contra esta generación y la condenará; porque ella vino del extremo de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y aquí hay alguien mayor que Salomón.
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32 |
El día del juicio los ninivitas se alzarán contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mayor que Jonás.
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33 |
No se enciende una lámpara para tenerla escondida o bajo un cajón, sino que se pone en el candelero para que los que entran vean la luz.
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34 |
La lámpara del cuerpo es el ojo: si tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero si está enfermo, también tu cuerpo está lleno de oscuridad.
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35 |
Procura que la luz que hay en ti no se oscurezca.
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36 |
Si el cuerpo entero está en la luz, sin nada de sombra, tendrá tanta luz, como cuando una lámpara te ilumina con su resplandor.
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Invectiva contra los fariseos y los doctores de la Ley
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37 |
Mientras hablaba, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
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38 |
El fariseo, que lo vio, se extrañó que no se lavase antes de comer.
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39 |
Pero el Señor le dijo: —Ustedes los fariseos limpian por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de robos y malicia.
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40 |
¡Insensatos! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?
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41 |
Den, más bien, como limosna lo que tienen y todo será puro.
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42 |
¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de verduras y descuidan la justicia y el amor de Dios! Eso es lo que hay que observar sin descuidar lo otro.
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43 |
¡Ay de ustedes, fariseos, que buscan los asientos de honor en las sinagogas y los saludos por la calle!
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44 |
¡Ay de ustedes, porque son como sepulcros sin señalar, que los hombres pisan sin darse cuenta!
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45 |
Un doctor de la ley tomó la palabra y le contestó: —Maestro, al decir eso, nos ofendes.
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46 |
Jesús contestó: —¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, que imponen a los hombres cargas insoportables pero ustedes ni siquiera mueven un dedo para llevarlas!
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47 |
¡Ay de ustedes que construyen mausoleos a los profetas a quienes sus propios padres han asesinado!
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48 |
Así se convierten en testigos y cómplices de lo que hicieron sus padres; porque ellos los mataron y ustedes construyen los mausoleos.
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49 |
Por eso dice la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los matarán y perseguirán.
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50 |
Así se pedirá cuenta a esta generación de toda la sangre de profetas derramada desde la creación del mundo:
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51 |
desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación, se le pedirán cuentas de todo esto.
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52 |
¡Ay de ustedes, doctores de la ley, que se han quedado con la llave del saber: ustedes no han entrado y se lo impiden a los que quieren entrar!
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53 |
Cuando salió de allí, los letrados y los fariseos se pusieron a atacarlo violentamente y a hacerle preguntas malintencionadas.
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54 |
Le acosaban para ver si lo atrapaban en alguna palabra salida de su boca.
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