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Marcos
Capítulo 
1 |
Pasaron a la otra orilla del lago, al territorio de los gerasenos.
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2 |
Al desembarcar, le salió al encuentro desde un cementerio un hombre poseído por un espíritu inmundo.
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3 |
Habitaba en los sepulcros. Nadie podía sujetarlo, ni con cadenas;
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en muchas ocasiones lo habían sujetado con cadenas y grillos y él los había roto. Y nadie podía con él.
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5 |
Se pasaba las noches y los días en los sepulcros o por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras.
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6 |
Al ver de lejos a Jesús, se puso a correr, se postró ante él,
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y, dando un fuerte grito, dijo: —¿Qué tienes contra mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por Dios te conjuro que no me atormentes!
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–Porque le decía: ¡Espíritu inmundo, sal de este hombre!–.
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9 |
Jesús le preguntó: —¿Cómo te llamas? Contestó: —Me llamo Legión, porque somos muchos.
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Y le suplicaba con insistencia que no los echase de la región.
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11 |
Había allí una gran piara de cerdos pastando en la ladera del monte.
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12 |
Le suplicaron: —Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.
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13 |
Y él los permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y se metieron en los cerdos. La piara se precipitó al lago por el acantilado y unos dos mil cerdos se ahogaron en el agua.
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14 |
Los pastores huyeron, y lo contaron en la ciudad y en los campos; y la gente vino a ver lo que había sucedido.
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15 |
Se acercaron a Jesús y al ver al endemoniado, sentado, vestido y en su sano juicio, al mismo que había tenido dentro la legión, se asustaron.
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16 |
Los testigos les explicaban lo que había pasado con el endemoniado y los cerdos.
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17 |
Y empezaron a suplicarle que se marchara de su territorio.
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18 |
Cuando se embarcaba, el que había estado endemoniado le pidió que le permitiese acompañarlo.
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19 |
Pero no se lo permitió, sino que le dijo: —Ve a tu casa y a los tuyos y cuéntales todo lo que el Señor, por su misericordia, ha hecho contigo.
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20 |
Se fue y se puso a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él, y todos se maravillaban.
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Sana a una mujer y resucita a una niña
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21 |
Jesús cruzó, de nuevo en la barca, al otro lado del lago, y se reunió junto a él un gran gentío. Estando a la orilla
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22 |
llegó un jefe de la sinagoga llamado Jairo, y al verlo se postró a sus pies
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y le suplicó insistentemente: —Mi hijita está agonizando. Ven e impón las manos sobre ella para que sane y conserve la vida.
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Se fue con él. Le seguía un gran gentío que lo apretaba por todos lados.
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25 |
Una mujer que llevaba doce años padeciendo hemorragias,
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que había sufrido mucho en manos de distintos médicos gastando todo lo que tenía, sin obtener mejora alguna, al contrario, peor se había puesto,
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al escuchar hablar de Jesús, se mezcló en el gentío, y por detrás le tocó el manto.
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Porque pensaba: Con sólo tocar su manto, quedaré sana.
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Al instante desapareció la hemorragia, y sintió en su cuerpo que había quedado sana.
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Jesús, consciente de que una fuerza había salido de él, se volvió a la gente y preguntó: —¿Quién me ha tocado el manto?
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31 |
Los discípulos le decían: —Ves que la gente te está apretujando, y preguntas ¿quién te ha tocado?
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32 |
Él miraba alrededor para descubrir a la que lo había tocado.
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33 |
La mujer, asustada y temblando, porque sabía lo que le había pasado, se acercó, se postró ante él y le confesó toda la verdad.
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34 |
Él le dijo: —Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz y sigue sana de tu dolencia.
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35 |
Aún estaba hablando cuando llegaron algunos de la casa del jefe de la sinagoga y dijeron: —Tu hija ha muerto. No sigas molestando al Maestro.
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36 |
Jesús, sin hacer caso de lo que decían, dijo al jefe de la sinagoga: —No temas, basta que tengas fe.
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Y no permitió que lo acompañara nadie, salvo Pedro, Santiago y su hermano Juan.
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38 |
Llegaron a casa del jefe de la sinagoga, vio el alboroto y a los que lloraban y gritaban sin parar.
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Entró y les dijo: —¿A qué viene este alboroto y esos llantos? La muchacha no está muerta, sino dormida.
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Se reían de él. Pero él, echando afuera a todos, tomó al padre, a la madre y a sus compañeros y entró adonde estaba la muchacha.
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41 |
Sujetando a la niña de la mano, le dijo: Talitha qum, que significa: Chiquilla, te lo digo a ti, ¡levántate!
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42 |
Al instante la muchacha se levantó y se puso a caminar –tenía doce años–. Ellos quedaron fuera de sí del asombro.
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43 |
Entonces les encargó encarecidamente que nadie se enterara de esto. Después dijo que le dieran de comer.
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