 Volver
Marcos
Capítulo 
1 |
En otra ocasión se puso a enseñar a orillas del lago. Se reunió en torno a él tal gentío que tuvo que subirse a una barca que estaba en el agua y sentarse en ella, mientras toda la gente quedaba en tierra, junto al lago.
|
2 |
Les enseñaba muchas cosas con parábolas, esto es lo que les decía:
|
3 |
—¡Escuchen con atención! Salió un sembrador a sembrar.
|
4 |
Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino; vinieron las aves y se las comieron.
|
5 |
Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida;
|
6 |
pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se secaron.
|
7 |
Otras cayeron entre espinos: crecieron los espinos y las ahogaron, y no dieron fruto.
|
8 |
Otras cayeron en tierra fértil: brotaron, crecieron y dieron fruto; produjeron: unas treinta, otras sesenta, otras cien.
|
9 |
Y añadió: El que tenga oídos para oír que escuche.
|
|
Propósito de las parábolas
|
10 |
Cuando se quedó a solas, los que estaban a su alrededor junto con los Doce le preguntaron acerca de las parábolas.
|
11 |
Él les dijo: —A ustedes se les comunica el secreto del reino de Dios; pero a los de fuera todo se les propone en parábolas
|
12 |
de modo que: por más que miren, no vean; por más que escuchen, no comprendan; no sea que se conviertan y sean perdonados.
|
|
Explicación de la parábola del sembrador
|
|
(Mt 13,18-23; Lc 8,11-15)
|
13 |
Y les añadió: —Si no entienden esta parábola, ¿cómo van a entender las demás?
|
14 |
El que siembra, siembra la Palabra.
|
15 |
Los que están junto al camino donde se siembra la Palabra son los que en cuanto la escuchan, llega Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos.
|
16 |
Otros son como lo sembrado en terreno pedregoso: cuando escuchan la Palabra, la reciben con gozo;
|
17 |
pero no tienen raíces, son inconstantes. Llega una tribulación o persecución por causa de la Palabra, e inmediatamente fallan.
|
18 |
Otros son como la semilla que cae entre espinos: escuchan la Palabra,
|
19 |
pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos ahogan la Palabra y no la dejan dar fruto.
|
20 |
Y otros son lo sembrado en tierra fértil: escuchan la Palabra, la reciben y dan fruto al treinta o sesenta o ciento por uno.
|
21 |
Y les dijo además: —¿Acaso se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No se coloca en el candelero?
|
22 |
Nada hay oculto que no se descubra, nada encubierto que no se divulgue.
|
23 |
El que tenga oídos para oír que escuche.
|
24 |
Les dijo también: —Atiendan esto que escuchan: la medida con que midan la usarán con ustedes, y aún más.
|
25 |
Porque al que tiene se le dará; pero al que no tiene se le quitará aun lo que tiene.
|
|
Parábola de la vitalidad de la semilla
|
26 |
Les dijo: —El reino de Dios es como un hombre que sembró un campo:
|
27 |
de noche se acuesta, de día se levanta, y la semilla germina y crece sin que él sepa cómo.
|
28 |
La tierra por sí misma produce fruto: primero el tallo, luego la espiga, y después el grano en la espiga.
|
29 |
En cuanto el grano madura, mete la hoz, porque ha llegado la cosecha.
|
|
Parábola de la semilla de mostaza
|
30 |
Dijo también: —¿Con qué compararemos el reino de Dios? ¿Con qué parábola lo explicaremos?
|
31 |
Con una semilla de mostaza: cuando se siembra en tierra es la más pequeña de las semillas;
|
32 |
después de sembrada crece y se hace más alta que las demás hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves del cielo pueden anidar a su sombra.
|
33 |
Con muchas parábolas como éstas les exponía la Palabra, conforme a lo que podían comprender.
|
34 |
Sin parábolas no les exponía nada; pero aparte, a sus discípulos les explicaba todo.
|
|
(Mt 8,23-27; Lc 8,22-25; cfr. Sal 107,21-30)
|
35 |
Aquel día al atardecer les dijo: —Pasemos a la otra orilla.
|
36 |
Ellos despidieron a la gente y lo recogieron en la barca tal como estaba; otras barcas lo acompañaban.
|
37 |
Se levantó un viento huracanado, las olas rompían contra la barca que se estaba llenando de agua.
|
38 |
Él dormía en la popa sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: —Maestro, ¿no te importa que muramos?
|
39 |
Se levantó, increpó al viento y ordenó al lago: —¡Calla, enmudece! El viento cesó y sobrevino una gran calma.
|
40 |
Y les dijo: —¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?
|
41 |
Llenos de miedo se decían unos a otros: —¿Quién es éste, que hasta el viento y el lago le obedecen?
|
|
 Volver
|