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Mateo




Capítulo

Sana a un paralítico

(Mc 2,1-12; Lc 5,17-26; cfr. Jn 5,1-18)
1 Jesús subió a una barca, cruzó a la otra orilla y llegó a su ciudad.
2 Le trajeron un paralítico tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe que tenían, dijo al paralítico:
—¡Ánimo, hijo! Tus pecados te son perdonados.
3 Entonces algunos letrados pensaron: Éste blasfema.
4 Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo:
—¿Por qué piensan mal?
5 ¿Qué es más fácil? ¿Decir: se te perdonan tus pecados; o decir: levántate y camina?
6 Pues, para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados,
dirigiéndose al paralítico, le dijo:
Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
7 Él se levantó y se fue a su casa.
8 La multitud al verlo quedó atemorizada y daba gloria a Dios por haber dado tal autoridad a los hombres.

Llama a Mateo: comparte la mesa con pecadores

(Mc 2,13-17; Lc 5,27-32)
9 Cuando se iba de allí vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado junto a la mesa de recaudación de los impuestos. Le dijo:
—Sígueme.
Él se levantó y le siguió.
10 Estando Jesús en casa, sentado a la mesa, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron con él y sus discípulos.
11 Al verlo, los fariseos dijeron a los discípulos:
—¿Por qué su maestro come con recaudadores de impuestos y pecadores?
12 Él lo escuchó y contestó:
—No tienen necesidad del médico los sanos, sino los enfermos.
13 Vayan a aprender lo que significa: Misericordia quiero y no sacrificios. No vine a llamar a justos, sino a pecadores.

Sobre el ayuno

(Mc 2,18-22; Lc 5,33-39; cfr. Is 58,1-12)
14 Entonces se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron:
—¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos mucho mientras que tus discípulos no ayunan?
15 Jesús les respondió:
—¿Pueden los invitados a la boda estar tristes mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les arrebaten el novio y entonces ayunarán.
16 Nadie usa un trozo de tela nueva para remendar un vestido viejo; porque lo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
17 Ni se echa vino nuevo en odres viejos, pues los odres reventarían, el vino se derramaría y los odres se echarían a perder. El vino nuevo se echa en odres nuevos y los dos se conservan.

Sana a una mujer y resucita a una niña

(Mc 5,21-43; Lc 8,40-56)
18 Mientras les explicaba eso, se le acercó un jefe, se postró y le dijo:
—Mi hija acaba de morir. Pero ven a imponerle tu mano y ella recobrará la vida.
19 Jesús se levantó y le siguió con sus discípulos.
20 Entre tanto, una mujer que llevaba doce años padeciendo hemorragias, se le acercó por detrás y le tocó el borde de su manto.
21 Pues se decía: Con sólo tocar su manto, quedaré sana.
22 Jesús se volvió y al verla dijo:
—¡Ten ánimo, hija! Tu fe te ha sanado.
Al instante la mujer quedó sana.
23 Jesús llegó a casa del jefe y al ver a los flautistas y el barullo de gente,
24 dijo:
—Retírense; la muchacha no está muerta, sino dormida.
Se reían de él.
25 Pero, cuando echaron a la gente, él entró, la tomó de la mano y la muchacha se levantó.
26 El hecho se divulgó por toda la región.

Sana a dos ciegos y exorciza a un mudo

27 Cuando se iba de allí, dos ciegos le seguían dando voces:
—¡Hijo de David, ten piedad de nosotros!
28 Al entrar en casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo:
—¿Creen que puedo hacerlo?
Contestaron:
—Sí, Señor.
29 Él les tocó los ojos diciendo:
—Que suceda como ustedes han creído.
30 Se les abrieron los ojos, y Jesús les advirtió:
—¡Cuidado, que nadie lo sepa!
31 Pero ellos se fueron y divulgaron su fama por toda la región.
32 Mientras salían los ciegos, le trajeron un mudo endemoniado.
33 Expulsó al demonio, y el mudo comenzó a hablar. La multitud comentaba asombrada:
—Nunca se vio tal cosa en Israel.
34 Pero los fariseos decían:
—Expulsa demonios con el poder del jefe de los demonios.

Resumen narrativo de la actividad de Jesús

35 Jesús recorría todas las ciudades y pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y sanando toda clase de enfermedades y dolencias.

Compasión de Jesús

36 Viendo a la multitud, se conmovió por ellos, porque estaban maltratados y abatidos, como ovejas sin pastor.

(Lc 10,2)
37 Entonces dijo a los discípulos:
—La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
38 Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha.



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