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Mateo
Capítulo 
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Muerte de Juan el Bautista
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1 |
Por aquel tiempo oyó el tetrarca Herodes la fama de Jesús
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2 |
y dijo a sus servidores: —Ése es Juan el Bautista que ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos.
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3 |
Herodes había hecho arrestar a Juan, encadenarlo y meterlo en prisión por instigación de Herodías, esposa de su hermano Felipe.
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4 |
Juan le decía que no le era lícito tenerla.
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5 |
Herodes quería darle muerte, pero le asustaba la gente, que consideraba a Juan como profeta.
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6 |
Llegó el cumpleaños de Herodes y la hija de Herodías bailó en medio de todos.
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7 |
A Herodes le gustó tanto que juró darle lo
que pidiera.
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8 |
Ella, inducida por su madre, pidió: —Dame aquí, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.
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9 |
El rey se sintió muy mal; pero, por el juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran;
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10 |
y así mandó decapitar a Juan en la prisión.
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11 |
La cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la joven; ella se la entregó a su madre.
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12 |
Vinieron sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; después fueron a contárselo a Jesús.
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(Mc 6,30-44; Lc 9,10-17; cfr. Jn 6,1-15)
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13 |
Al enterarse, Jesús se fue de allí en barca, él solo, a un paraje despoblado. Pero lo supo la multitud y le siguió a pie desde los poblados.
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14 |
Jesús desembarcó y, al ver la gran multitud, se compadeció y sanó a los enfermos.
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15 |
Al atardecer los discípulos fueron a decirle: —El lugar es despoblado y ya es tarde; despide a la multitud para que vayan a los pueblos a comprar algo de comer.
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16 |
Jesús les respondió: —No hace falta que vayan; denle ustedes de comer.
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17 |
Respondieron: —Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.
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Él les dijo: —Tráiganlos.
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19 |
Después mandó a la multitud sentarse en la hierba, tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la vista al cielo, dio gracias, partió el pan y se lo dio a sus discípulos; ellos se lo dieron a la multitud.
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20 |
Comieron todos, quedaron satisfechos, recogieron las sobras y llenaron doce canastos.
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21 |
Los que comieron eran cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
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(Mc 6,45-52; cfr. Jn 6,16-21)
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22 |
Enseguida mandó a los discípulos embarcarse y pasar antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.
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23 |
Después de despedirla, subió él solo a la montaña a orar. Al anochecer, todavía estaba allí, solo.
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24 |
La barca se encontraba a buena distancia de la costa, sacudida por las olas, porque tenía viento contrario.
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25 |
Ya muy entrada la noche Jesús se acercó a
ellos caminando sobre el lago.
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26 |
Al verlo caminar sobre el lago, los discípulos comenzaron a temblar y dijeron: —¡Es un fantasma! Y gritaban de miedo.
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Pero Jesús les dijo: —¡Anímense! Soy yo, no teman.
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28 |
Pedro le contestó: —Señor, si eres tú, mándame ir por el agua hasta ti.
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29 |
—Ven, le dijo. Pedro saltó de la barca y comenzó a caminar por el agua acercándose a Jesús;
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30 |
pero, al sentir el fuerte viento, tuvo miedo, entonces empezó a hundirse y gritó: —¡Señor, sálvame!
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31 |
Al momento Jesús extendió la mano, lo sostuvo y le dijo: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
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32 |
Cuando subieron a la barca, el viento amainó.
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33 |
Los de la barca se postraron ante él diciendo: —Ciertamente eres Hijo de Dios.
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34 |
Terminaron la travesía y atracaron en Genesaret.
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Los hombres del lugar lo supieron y difundieron la noticia por toda la región. Le llevaron todos los enfermos
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y le rogaban que les permitiese nada más rozar el borde de su manto, y los que lo tocaban quedaban sanos.
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