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Mateo




Capítulo

Muerte de Juan el Bautista

(Mc 6,14-16; Lc 9,7-9)
1 Por aquel tiempo oyó el tetrarca Herodes la fama de Jesús
2 y dijo a sus servidores:
—Ése es Juan el Bautista que ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos.

(Mc 6,17-20; Lc 3,19s)
3 Herodes había hecho arrestar a Juan, encadenarlo y meterlo en prisión por instigación de Herodías, esposa de su hermano Felipe.
4 Juan le decía que no le era lícito tenerla.
5 Herodes quería darle muerte, pero le asustaba la gente, que consideraba a Juan como profeta.

(Mc 6,21-29)
6 Llegó el cumpleaños de Herodes y la hija de Herodías bailó en medio de todos.
7 A Herodes le gustó tanto que juró darle lo que pidiera.
8 Ella, inducida por su madre, pidió:
—Dame aquí, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.
9 El rey se sintió muy mal; pero, por el juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran;
10 y así mandó decapitar a Juan en la prisión.
11 La cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la joven; ella se la entregó a su madre.
12 Vinieron sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; después fueron a contárselo a Jesús.

Da de comer a cinco mil

(Mc 6,30-44; Lc 9,10-17; cfr. Jn 6,1-15)
13 Al enterarse, Jesús se fue de allí en barca, él solo, a un paraje despoblado. Pero lo supo la multitud y le siguió a pie desde los poblados.
14 Jesús desembarcó y, al ver la gran multitud, se compadeció y sanó a los enfermos.
15 Al atardecer los discípulos fueron a decirle:
—El lugar es despoblado y ya es tarde; despide a la multitud para que vayan a los pueblos a comprar algo de comer.
16 Jesús les respondió:
—No hace falta que vayan; denle ustedes de comer.
17 Respondieron:
—Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.
18 Él les dijo:
—Tráiganlos.
19 Después mandó a la multitud sentarse en la hierba, tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la vista al cielo, dio gracias, partió el pan y se lo dio a sus discípulos; ellos se lo dieron a la multitud.
20 Comieron todos, quedaron satisfechos, recogieron las sobras y llenaron doce canastos.
21 Los que comieron eran cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Camina sobre el agua

(Mc 6,45-52; cfr. Jn 6,16-21)
22 Enseguida mandó a los discípulos embarcarse y pasar antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.
23 Después de despedirla, subió él solo a la montaña a orar. Al anochecer, todavía estaba allí, solo.
24 La barca se encontraba a buena distancia de la costa, sacudida por las olas, porque tenía viento contrario.
25 Ya muy entrada la noche Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.
26 Al verlo caminar sobre el lago, los discípulos comenzaron a temblar y dijeron:
—¡Es un fantasma!
Y gritaban de miedo.
27 Pero Jesús les dijo:
—¡Anímense! Soy yo, no teman.
28 Pedro le contestó:
—Señor, si eres tú, mándame ir por el agua hasta ti.
29 —Ven, le dijo.
Pedro saltó de la barca y comenzó a caminar por el agua acercándose a Jesús;
30 pero, al sentir el fuerte viento, tuvo miedo, entonces empezó a hundirse y gritó:
—¡Señor, sálvame!
31 Al momento Jesús extendió la mano, lo sostuvo y le dijo:
—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Cuando subieron a la barca, el viento amainó.
33 Los de la barca se postraron ante él diciendo:
—Ciertamente eres Hijo de Dios.

Sanaciones en Genesaret

(Mc 6,53-56)
34 Terminaron la travesía y atracaron en Genesaret.
35 Los hombres del lugar lo supieron y difundieron la noticia por toda la región. Le llevaron todos los enfermos
36 y le rogaban que les permitiese nada más rozar el borde de su manto, y los que lo tocaban quedaban sanos.



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