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Mateo




Capítulo

Parábola del sembrador

(Mc 4,1-12; Lc 8,4-10)
1 Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago.
2 Se reunió junto a él una gran multitud, así que él subió a una barca y se sentó, mientras la multitud estaba de pie en la orilla.
3 Les explicó muchas cosas con parábolas:
—Salió un sembrador a sembrar.
4 Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino, vinieron las aves y se las comieron.
5 Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida;
6 pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se secaron.
7 Otras cayeron entre espinos: crecieron los espinos y las ahogaron.
8 Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
9 El que tenga oídos que escuche.
10 Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
—¿Por qué les hablas contando parábolas?
11 Él les respondió:
—Porque a ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos, pero a ellos no se les concede.
12 Al que tiene le darán y le sobrará; al que no tiene le quitarán aun lo que tiene.
13 Por eso les hablo contando parábolas: porque miran y no ven, escuchan y no oyen ni comprenden.
14 Se cumple en ellos aquella profecía de Isaías:
Por más que escuchen, no comprenderán, por más que miren, no verán.
15 Se ha endurecido el corazón de este pueblo; se han vuelto duros de oído, se han tapado los ojos. Que sus ojos no vean ni sus oídos oigan, ni su corazón entienda, ni se conviertan para que yo los sane.

(Lc 10,23s)
16 Dichosos en cambio los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen.
17 Les aseguro que muchos profetas y justos ansiaron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron, y escuchar lo que ustedes escuchan, y no lo escucharon.

Explicación de la parábola del sembrador

(Mc 4,13-20; Lc 8,11-15)
18 Escuchen entonces la explicación de la parábola del sembrador.
19 Si uno escucha la palabra del reino y no la entiende, viene el Maligno y le arrebata lo sembrado en su corazón; ése es como lo sembrado junto al camino.
20 Lo sembrado en terreno pedregoso es el que escucha la palabra y la recibe enseguida con gozo;
21 pero no tiene raíz y es inconstante. Llega la tribulación o persecución por causa de la palabra e inmediatamente falla.
22 Lo sembrado entre espinos es el que escucha la palabra; pero las preocupaciones mundanas y la seducción de la riqueza la ahogan y no da fruto.
23 Lo sembrado en tierra fértil es el que escucha la palabra y la entiende. Ése da fruto: cien o sesenta o treinta.

Parábola de la cizaña

24 Les contó otra parábola:
—El reino de los cielos es como un hombre que sembró semilla buena en su campo.
25 Pero, mientras la gente dormía, vino su enemigo y sembró cizaña en medio del trigo, y se fue.
26 Cuando el tallo brotó y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
27 Fueron entonces los sirvientes y le dijeron al dueño:
Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿De dónde le viene la cizaña?
28 Les contestó:
Un enemigo lo ha hecho.
Le dijeron los sirvientes:
¿Quieres que vayamos a arrancarla?
29 Les contestó:
No; porque, al arrancarla, van a sacar con ella el trigo.
30 Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha. Cuando llegue el momento, diré a los cosechadores:
Arranquen primero la cizaña, y en atados échenla al fuego; luego recojan el trigo y guárdenlo en mi granero.

Parábola de la semilla de mostaza

(Mc 4,30-32; Lc 13,18s)
31 Les contó otra parábola:
—El reino de los cielos se parece a una semilla de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo.
32 Es más pequeña que las demás semillas; pero, cuando crece es más alta que otras hortalizas; se hace un árbol, vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas.

Parábola de la levadura

(Lc 13,20s)
33 Les contó otra parábola:
—El reino de los cielos se parece a la levadura: una mujer la toma, la mezcla con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.

(Mc 4,33s)
34 Todo esto se lo expuso Jesús a la multitud con parábolas; y sin parábolas no les expuso nada.
35 Así se cumplió lo que anunció el profeta:
Voy a abrir la boca pronunciando parábolas, profiriendo cosas ocultas desde la creación del mundo.

Explicación de la parábola de la cizaña

36 Después, despidiendo a la multitud, entró en casa. Se le acercaron los discípulos y le dijeron:
—Explícanos la parábola de la cizaña.
37 Él les contestó:
—El que sembró la semilla buena es el Hijo del Hombre;
38 el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los súbditos del Maligno;
39 el enemigo que la siembra es el Diablo; la cosecha es el fin del mundo; los cosechadores son los ángeles.
40 Como se junta la cizaña y se echa al fuego, así sucederá al fin del mundo:
41 El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles que recogerán de su reino todos los escándalos y los malhechores;
42 y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el crujir de dientes.
43 Entonces, en el reino de su Padre, los justos brillarán como el sol. El que tenga oídos que escuche.

Parábola del tesoro escondido

44 El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo: lo descubre un hombre, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, vende todas sus posesiones para comprar aquel campo.

Parábola de la perla fina

45 El reino de los cielos se parece a un comerciante de perlas finas:
46 al descubrir una de gran valor, va, vende todas sus posesiones y la compra.

Parábola de la red

47 El reino de los cielos se parece a una red echada al mar, que atrapa peces de toda especie.
48 Cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, y sentándose, reúnen los buenos en cestas y los que no valen los tiran.
49 Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de los buenos
50 y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el crujir de dientes.

Lo nuevo y lo viejo

51 ¿Lo han entendido todo?
Le responden que sí,
52 y él les dijo:
—Pues bien, un letrado que se ha hecho discípulo del reino de los cielos se parece al dueño de una casa que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.

En la sinagoga de Nazaret

(Mc 6,1-6; Lc 4,16.22-30)
53 Cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de allí,
54 se dirigió a su ciudad y se puso a enseñarles en su sinagoga. Ellos preguntaban asombrados:
—¿De dónde saca éste su saber y sus milagros?
55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
56 Sus hermanas, ¿no viven entre nosotros? ¿De dónde saca todo eso?
57 Y esto era para ellos un obstáculo. Jesús les dijo:
—A un profeta sólo lo desprecian en su patria y en su casa.
58 Y por su incredulidad, no hizo allí muchos milagros.



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